Argentina.- El 11 de abril del año pasado Trinidad Rodríguez salió de su casa en el barrio San Cayetano de la provincia de Mendoza para ir a la escuela, pero nunca llegó. En el camino la violaron, la asesinaron a golpes con un ladrillo y después, para ocultar el crimen, prendieron fuego su cuerpo con algunas ramas y cubiertas de autos. Ayer empezó el juicio y en el banquillo de los acusados se sentaron tres vecinos de la víctima: los hermanos Jesús, Diego y Matías Concha.

Su padrastro fue quien encontró sus restos en una ripiera a unos 500 metros de la casa en la que vivían y a partir de ahí empezaron a repetirse los testimonios de personas que aseguraban haber visto a los hermanos cerca del lugar donde encontraron a la nena asesinada.

El estudio de ADN fue la prueba que terminó de complicarlos ya que reveló la presencia de saliva de la víctima y semen de Jesús y Diego en un calzoncillo secuestrado en la casa de los acusados. Este elemento confirmó la hipótesis que tenían los investigadores de que abusaron sexualmente de ella antes de matarla.

Si bien el hermano menor no habría participado del crimen, también fue señalado por testigos y creen que ayudó a deshacerse del cuerpo. Se trata de los únicos acusados que tiene la causa y de ser encontrados culpables enfrentarían la pena máxima.

Durante la primera jornada del proceso declararon la mamá de la víctima, una maestra de la escuela a la que asistía y tres policías. Se espera que en las próximas horas se sume la palabra de los testigos que ubicaron a los hermanos en la escena del crimen. (Informaicón: Agencias)

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