Ciudad de México.- Secuestros, fantasmas, masonería, extraterrestres, teletransportación, túneles secretos y otras teorías descabelladas, pero muy interesantes, son las que algunos –entre ellos autoridades, trabajadores y testigos– utilizan para intentar explicar la desaparición de decenas de personas.
De manera inexplicable, 138 usuarios entraron al metro de la CDMX –en distintas estaciones y en diversos vagones– para llegar a su destino. Misteriosamente, cuando sus familiares, parejas u otras personas denunciaron su desaparición las cámaras de seguridad fueron revisadas y –efectivamente– estaba registrado el momento en el que ellos habían ingresado al tren metropolitano. Sin embargo, no existía –de acuerdo a las grabaciones mostradas– ningún rastro del momento en el que los extraviados salieron de la línea que habían abordado.
Durante el 2015, 16 y 17 la Procuraduría General de Justicia de la CDMX confirmó que ninguna de las 138 personas desaparecidas en el metro fueron encontradas. Se sabe que hay aproximadamente 6 mil cámaras de seguridad dentro del Sistema de Transporte Colectivo, entonces ¿cómo es posible que ninguna de ellas capturara el instante en el que salieron del vagón alguna de las 138 personas que aún no aparecen?
¿A dónde se los llevaron? ¿Por qué los secuestraron? ¿Desaparecieron simplemente? ¿Alteraron las grabaciones? ¿Realmente nunca entraron? ¿Atravesaron algún túnel secreto antes de llegar a la siguiente estación?
Ninguno de estos cuestionamientos ha podido ser resuelto debido a que las explicaciones de la Procuraduría han sido sumamente ambiguas. De acuerdo a las cifras, se sabe que en 2015 se extraviaron 171 personas dentro de las instalaciones del metro, en 2016 le pasó lo mismo a 256 y para 2017 el número de desaparecidos fue de 255.
En total suman 682 personas perdidas, de las cuales fueron localizados 544, pero de los 138 restantes no se supo nada más.
Este misterio ha causado mucha curiosidad entre los usuarios del sistema de transporte, pero también a despertado miedo en quienes todos los días se suben a él para llegar a sus trabajos, escuelas u hogares. Ninguno quiere ser Francisco, un estudiante de Informática de 22 años que entró a la estación Pantitlán y nunca volvió. En su caso, las cámaras de vigilancia del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) registraron el momento justo en que él atravesó las puertas del vagón, pero lo que nunca captaron fue su salida; convirtiéndose en uno de los 138 desaparecidos.
Información de Cultura Colectiva