Celaya, Gto., por: Redación.- Cerca de 400 personas se congregaron en la catedral de Celaya, ahí a la 1:30 de la tarde de este miércoles llegó la carroza con el féretro de Gisela Gaytán, la candidata de Morena asesinada el lunes en San Miguel Octopan mientras hacía campaña.
En la misa de cuerpo presente, su madre, sus dos hermanas, su esposo, sus familiares, amigos y compañeros de partido, la despidieron con aplausos y con el grito de “Presidenta”.
El padre César Corres Cadavieco, dirigió la ceremonia y lanzó una homilía dura para quienes cometieron el crimen, pero también para quienes tienen la responsabilidad desde el gobierno de brindar seguridad y no lo hicieron.
“Hoy celebramos una muerte absurda una muerte provocada por asesinos que creen que dominan la sociedad, por criminales cobardes capaces de apagar una vida porque les incomodaba a sus propios intereses”, expresó el Clérigo.
Y continuó: “Nos llega de orgullo despedir a esta hermana congruente con sus principios morales, una soñadora que deseaba construir un mundo mejor, que quería arreglar un poco el desorden que es esta ciudad, que quería traer un poco de certidumbre a tantos miles y miles que se sienten solos ante la delincuencia, que creía ella que el estado no sería un estado fallido si tuviera gobernantes comprometidos y valientes como lo fue ella, que no teníamos porque darnos por vencidos los ciudadanos de pie ante el cobarde que usa un arma, ante el salvaje que aniquila a las persona, ante el extorsionador, ante el narcotraficante”.
“Nos llena de orgullo que no se aterró ante las dificultades, que supo seguir adelante con su bondad, con su sonrisa, con su alegría, pero claro que nos llena de indignación. Gisela tiene que ser un grito permanente en esta ciudad, no sólo para Morena y todos aquellos que acompañaban a Gisela en su sueño y en sus proyectos, también a los de oposición, también a los que no son políticos, para todo el ciudadano de pie esta muerte tiene que calar hondo, no puede pasar por una muerte más, nos ha hecho indiferentes ante este horror”.
“No sólo mataron a una candidata, mataron a un cúmulo de posibilidades de bien que le fueron arrebatadas a esta ciudad por los delincuentes, todo el bien que ella iba a hacer, todas las políticas que ella iba a implementar borradas de un plomazo porque alguien cree que es dueño de la sociedad, pero alguien cree que puede controlar la vida de los demás”.
Y lanzó una advertencia a quienes cometieron el crimen: “Óiganlo bien malditos: somos más los hombres de bien y la sangre de Gisela caerá sobre sus cabezas y las de sus hijos por 7 generaciones como dice la biblia, no quedarán impunes, quizá si ante los poderes humanos, en este país donde el 99 por ciento de los crímenes no se castigan, quizás la libren, pero ante el juicio de Dios no se podrán librar, les espera la destrucción, el sufrimiento atroz”.
Dijo que Gisela es signo de una sociedad que no se puede derrotar ante el mal y que no se debe quedar cruzada de brazos.
“La sociedad no se puede quedar cruzada de brazos ante la corrupción, ante una sociedad polarizada, viendo enemigos en quienes son de signo político diverso. Sientan vergüenza ciudadanos de esta ciudad de que hayan permitido este atropello, porque todos somos responsables cuando se mata a un hombre de bien, a una mujer que pudo haber hecho el cambio en esta ciudad, empezando por el gobierno que no es capaz de ofrecer lo más básico que todo estado debería ofrecer seguridad a sus ciudadanos.
Dijo que los malvados hacen más ruido y generan mucho escándalo, pero son menos y que son necesarios gobernantes valientes que quieran realmente poner en práctica la justicia y el derecho en lugar de pactar con miedo o con complicidad.
“Que Gisela sea un recuerdo permanente no sólo de aquí a las elecciones, permanentemente hasta que no tengamos un estado que viva en paz, que sea un insulto Gisela para todos aquellos que duermen tranquilos, yo le deseo al gobernador, a los jefes de la Policía, a la Guardia Nacional les deseo insomnio, que no puedan dormir por esto que ha pasado acá”.
Pasadas las 2 de la tarde el cuerpo de la candidata abandonó el templo entre aplausos, porras y gritos de presidenta, al salir del templo esperaban los mariachis que entonaron “amor eterno” mientras soltaban globos blancos.
Adrián Guerrero, de quien se dijo había muerto junto a la candidata se hizo presente en la misa, pero no pudo pronunciar palabra de lo ocurrido.
Cientos de personas acudieron a despedirla y arropar a su familia, pero para su madre y hermanas no hubo consuelo lloraron amargamente.
“Nos desgarra el corazón ver a esas madres y a esas hermanas, un esposo que le arrebataron a su esposa, esos malditos lo van a pagar, créanmelo”, había señalado el Padre antes en la Homilía.