Celaya Gto. Por: Paola Klug

¿Quién es el ventrílocuo? El misterio del Golem de Atlacomulco.

Atrás habían quedado los rostros mal encarados y arrugados de las cartas fuertes del PRI; era hora de cambiar de forma, aunque el fondo era exactamente el mismo. Se apostó por una cara joven, por una sonrisa blanca y un peinado firme; en los hombros de ese hombre que no recuerda el título de ningún libro, pero se ostenta como abogado y administrador estaba puesta la esperanza de un partido que a través del tiempo y la historia política mexicana había causado más muertes que esperanza a una sociedad demasiado golpeada y hambrienta de justicia.

La marioneta perfecta ya había mostrado su valía al ventrílocuo como gobernador del Estado de México. Con una negativa al diálogo y la “mano dura” mostrada en San Salvador Atenco envío a miles de policías a “controlar la situación” misma que resultó en dos jóvenes asesinados, la violación de derechos humanos de más de doscientas personas a causa de la brutalidad policial y el abuso sexual de más de veinte mujeres ultrajadas por los policías que en aquél entonces, el gobernador Enrique Peña Nieto había mandado.

Cuando se anunció su candidatura, la molestia no se hizo esperar. Aunque al ventrílocuo jamás le ha importado la opinión del pueblo que lo mantiene; miles salimos a las calles a protestar en contra de la candidatura de la marioneta de televisa, pero no les interesó. Poco después, llenamos las calles de cada estado y ciudad para protestar por el claro fraude electoral, pero nuestros justos reclamos se perdieron en aplausos comprados con tarjetas de Soriana y revistas del corazón. El monigote formado en arcilla por el grupo Atlacomulco rindió protesta como presidente de México a pesar del rechazo mostrado por la mayoría de los mexicanos.

Acorde a la mitología hebrea, el Golem es un muñeco creado de la nada cuya única finalidad es la de obedecer; el Golem no piensa, no toma decisiones, es un ente autómata.

Desde el primero de diciembre del 2012 hemos visto cómo este fantoche ha llevado a México al abismo; violencia, desapariciones, secuestros, asesinatos, corrupción son solo algunas de las terribles situaciones que vive el mexicano promedio.

El gobierno del ventrículo de Enrique Peña Nieto puede desaparecer estudiantes o asesinar maestros sin un solo pestañeo; puede romper promesas de campaña y mentir repetidamente y sin cansancio.

“Con la reforma energética bajará la gasolina” -dijo.

“Con la reforma energética bajará la luz”- prometió

“No se va a negociar”- exclamó antes de la violencia en el caso Atenco, mismas palabras que escuchamos unos días atrás de Osorio Chong al referirse al magisterio.

Enrique Peña Nieto ha encubierto la verdad y protegido a los responsables de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, ha favorecido los intereses de empresarios y políticos extranjeros despojando a México de sus recursos naturales y a sus ciudadanos de sus derechos elementales.

Ha respondido las exigencias de la Banca Mundial y el Fondo Monetario Internacional sumiendo a este país en la miseria, la hambruna y la pobreza. Se ha librado de los casos de corrupción en los que ha estado envuelto, como lo sucedido con la “Casa Blanca” y el grupo Higa por citar solo algunos ejemplos.

Todos sabemos que no es un hombre brillante; es un ignorante, un individuo carente de valores, ética o principios. Es incapaz de hilar dos frases coherentes sin ayuda de un aparato o de mostrar respeto por sí mismo como lo vimos hace una semana en su visita a Canadá.

Enrique Peña Nieto es un repetidor en mal estado, pero ¿quién es la voz de mando?

Dudo que alguien crea que un individuo con las limitaciones mentales del Golem en la presidencia lo considere capaz de dirigir (o mal dirigir) a un país.

¡Piensa! La imposición de las reformas estructurales solo traerá más pobreza, más deudas, más falta de educación y salud para todos los mexicanos; no importa cómo las pinten, ni cuanto quieran confundir a las personas. Cada punto de cada reforma está creada para atentar en contra tuya, de tu familia, bolsillo y de los derechos que constitucionalmente te pertenecen.

Si cierras los ojos a esta realidad, entonces no eres tan diferente de él y a estas alturas ¿quién desearía identificarse con ese adefesio?

Quizá nunca sepamos quién maneja los hilos que mueven a Peña Nieto, pero con un poco de voluntad, dignidad y respeto aprenderás a ser tú quien mueva los tuyos.

En estos tiempos de autómatas, convirtámonos en humanos.

Siente, razona, cuestiona.

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