Estados Unidos.- Rubio y carismático, Chris Evans pertenece a esa cuadrilla que se podría bautizar como los «Chris de Hollywood». Son los Pratt, Hemsworth, Pine y Evans. Todos rubios, de ojos claros, cuerpos atléticos y dueños del éxito porque un superhéroe se cruzó en su camino.

Tanto es así que ya casi se ha convertido en un juego adivinar qué cara va con cada apellido. Quien hoy llega a los cines es Chris Evans. Él, que fue la Antorcha Humana en «Los cuatro fantásticos» y el Capitán América en «Los Vengadores», se quita el escudo y las mallas para mostrar su lado más humano y familiar en «Un don excepcional».

Aquí se reserva la heroicidad para Frank, un treintañero soltero con un trabajo precario que se convierte en el guardián de su sobrina de siete años tras la muerte de su hermana. Mary, que así se llama la niña, es un prodigio de las matemáticas tanto como lo fue su madre, y es por esta genialidad por lo que Frank trata de ocultar su pequeño don al mundo.

-¿Qué encontró en «Un don excepcional» para dejar su retiro después del rodaje de «Los Vengadores»?

-Es cierto que me tomé un tiempo de descanso porque acabé agotado con los rodajes de «Capitán América: Civil War» y «Los Vengadores», pero «Un don excepcional» es diferente. Es un proyecto fundamentado en un gran guión. Recibo muchos guiones, muchos proyectos, y éste era diferente. La historia me afectó especialmente por la desintegración social que veo a mi alrededor.

-¿Es difícil ser tan conocido? ¿Alguna vez ha sentido el vacío social?

-En el pasado he oído el rechinar que producen las grietas mentales. La fama te obliga a recalibrar, a regresar a tus raíces, a volver a poner los pies en el suelo si es que no quieres perderte. Creo que este guión muestra unos valores que hemos ido perdiendo.

-En el filme se le retrata como un hombre dañado. ¿Se ve reflejado?

-No. Por fortuna crecí dentro una familia funcional donde cada uno reconoce su lugar. Me eduqué con mucho cariño, sin albergar complejos. No busco parecerme a los personajes que interpreto; al contrario, intento descubrir personalidades diferentes que no me limiten y que alimenten mi curiosidad artística.

-¿Le atrae el arquetipo del héroe, tenga o no mallas?

-(Risas). Me identifico más con Frank. Es un héroe de carne y hueso, real, que lucha con pocos medios pero con una enorme determinación. Su historia es una historia de esperanza. De niño me inspiraban películas de héroes sin mallas como «Canguros en apuros» o «Tres Amigos», que me impactaron.

-¿Le interesan las historias con mensaje?

-Esta película no pretende educar. Es un relato cinematográfico que plantea un conflicto social. El argumento responde ante varias conductas, y el público se identificará con las imágenes desde su perspectiva. Una razón por la que me inclino hacia temas de ambientes familiares es porque considero que la gente puede conectar con ellos. Creo que el respeto es la razón que une a cualquier familia, sin importar cómo esté formada.

-¿Cómo es el director, Marc Webb?

-Estupendo. Estas cintas emocionales, centradas en personajes, necesitan un cineasta de su calibre. Sabe enganchar a los actores en cada párrafo, en cada línea de diálogo. He conocido pocas personas tan curiosas sobre la condición y la experiencia humana como Webb, y eso se ejemplifica en su trabajo. (Información: ABC.es)

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