Ciudad de México.- Al ver que se agravaba el estado de salud de una mujer que tenía 30 semanas de embarazo, ya que estaba intubada por estar contagiada de Covid, los médicos no lo pensaron dos veces y determinaron interrumpir el embarazo para darle mayores posibilidades de vida al bebé, quien nació con un peso de un kilo 300 gramos y hoy sigue luchando por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal (UCIN) del Hospital del ISSSTE en Zacatecas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la ginecóloga obstetra Berenice Talamantes Luján, de 34 años de edad, a quien le tocó atender esta cesárea, comentó que hace aproximadamente 10 días la mujer embarazada ingresó al hospital con un cuadro respiratorio relacionado a Covid-19, donde se le dejó internada para manejo de la enfermedad, ya que aún tenía un embarazo temprano.

Sin embargo, a los pocos días comenzó a complicarse su estado de salud y tuvo que ser intubada y cuando los médicos del área Covid le informaron que la paciente se estaba agravando, ya que tenía bajos niveles de saturación, aún intubada y ponía en riesgo al bebé, fue cuando en su calidad de ginecóloga obstetra planteó la necesidad de realizar la cesárea para interrumpir el embarazo.

De esa manera, explica, se podía ayudar por separado tanto a la madre y a la par darle mayores posibilidades de vida al bebé: “Así cada uno daría su propia batalla por separado”, ya que en esa situación se comprometía más la vida de ambos.

La madrugada del pasado sábado, la situación fue comentada con todo el equipo médico: “Obviamente no soy yo sola, también se requiere del pediatra es quien recibe al bebé, el anestesiólogo es muy importante, porque es quien la mantiene respirando a la paciente, un ayudante, así como el enfermero quirúrgico, además de todas las personas como camilleros, quienes preparan el quirófano, somos muchos que hacemos el trabajo”, precisa la doctora.

Agrega: “Fue una cirugía que duró unos 40 minutos, fue muy complicada, por el bebé, por las condiciones de la paciente, por el ventilador, ya que esas pacientes tienen anticoagulantes y para una cirugía sangran muchísimo. Fue difícil para todos, porque una paciente intubada es más contagiosa que una paciente Covid estable. Finalmente, la cesárea fue un éxito. El bebé se quedó en terapia intensiva, ella se envió al área Covid, pero lamentablemente como a los dos días falleció”.

Menciona que al bebé se le hizo la prueba y salió negativo; sin embargo, considera que en este tipo de casos y porque tiene pocos días de nacido, probablemente se le vuelva aplicar otra prueba en próximos días para tener mayor certeza que no esté contagiado, mientras tanto, el bebé prematuro, aunque ha respondido bien, sigue luchando por su vida.

Berenice Talamantes menciona que sí le han tocado ver otras muertes maternas, pero en situaciones muy diferentes, por eso, este fallecimiento la marcó, pues, si bien aclara que “todas las muertes duelen”, admite que al ver a esta mujer embarazada, debatiéndose entre la vida y la muerte, hizo que se le removieran sus sentimientos de madre, por ende, más allá de sentir temor de contagiarse, sintió ese compromiso ético y profesional como médico de salvar vidas.

Refiere que le dio tristeza saber que murió la madre en esas condiciones y víctima de Covid, porque debido a esta situación “esa paciente ya no pudo conocer a su bebé, ya no lo pudo cargar y también me dio tristeza que dejó a otra hija pequeña, es decir, junto con este bebé, ella dejó a dos huerfanitos”.

Lamenta que las estadísticas nacionales arrojen que la primera causa de muerte materna sea por Covid, ya que antes era por hemorragia obstétrica, por eso, recomienda que hoy como nunca es importante que las embarazadas tengan muchos cuidados

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