Ciudad de México.- La noche de este domingo se empezó a hacer viral, lo que para muchos es evidente, la corrupción fue la culpable de la muerte de los niños en la escuela Enrique Rébsamen el pasado 19 de septiembre.
Y esto es solo la punta del Iceberg, un documento oficial presentado por el Universal avala que la zona donde esta edificada la escuela, era únicamente autorizada para uso de suelo habitacional, no escolar.
Mientras que en pruebas presentadas por el periódico Reforma, se dice que dentro del historial de esta institución educativa, se encuentran obras de ampliación suspendidas por presuntas irregularidades, una clausura por sobre pasar la altura permitida para una escuela, y la construcción de dos casas de los propietarios en el lugar.
Miles de mensajes en solo unas horas han opinado que lo mismo ocurrió con otros de los más de 40 edificios afectados, y la verdad es que no es una teoría alejada de la realidad, para nada, cuando de acuerdo a centenares de investigaciones periodísticas, se ha dado a conocer que el negocio verdaderamente jugoso para los que están al frente de los gobiernos, es el tema de Obra Pública. Muchos se llevan buenas tajadas en el proceso y benefician solo a amigos y compadres que hacen obras para el cobro al pueblo, cuando muchas de las obras carecen de calidad y seguridad.
Una de las frases más utilizadas por el doctor Fernando Nieto Morales, un joven profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México. Sacude saber que la corrupción mata.
Sabemos bien que este cáncer para México cuesta el 10 por ciento del Producto Interno Bruto.
Sabemos que las familias mexicanas destinan entre 14 y 30 por ciento de sus ingresos a sobornos.
Que empresas transnacionales, incluso, prevén parte de sus presupuestos anuales al pago de funcionarios corruptos. Transparencia Internacional, en su Índice de Percepción de la Corrupción, informó que México cayó cinco puntos el último año, cayó, en estos tiempos, cuando se supone que la evolución del ser humano debe ser mayor, al parecer los valores y la educación afectan a pocos.
Aunque sabemos que México es un país de corruptos, poco o nada se sabe del costo de la corrupción en vidas humanas.
No sabemos cuántas personas mueren en México cada año directa o indirectamente por la corrupción. Si se investiga y confirma -como todo parece indicar- que el socavón del paso express, en Cuernavaca, fue producto de la corrupción, que los edificios caídos en desastres naturales, fueron reacción de corrupción, lo que pasa en los penales y el tan recordado incidente de la guardería abc.
Sabemos que alguien debería ir a la cárcel. En todo caso, esos serían los casos más visibles de las muertes provocadas por la corrupción. ¿Cuántas personas más habrán muerto por un mal diseño o construcción de carreteras, puentes, túneles, calles, edificios, etcétera? ¿Cuántos testigos clave, cuya identidad se revela producto de la corrupción, han sido asesinados? ¿Cuántos policías, soldados, abogados, activistas, funcionarios, periodistas fueron ejecutados porque algún corrupto les ‘puso dedo’? No lo sabemos.
En México no hay una estadística de muertos por la corrupción. De tenerla, seguramente sería escalofriante y de escándalo mundial.
Pero lo que tenemos a la vista, lo que tenemos presente y duele en nuestra realidad han sido los sismos que han sacudido las vidas de miles y los corazones de millones a lo largo y ancho de este bello país.
En Facebook, un usuario identificado como Francisco Fontano Patán, denunció que el colegio era ilegal y que fue construido a escondidas de las autoridades.
El usuario, quien aseguró vivir junto al plantel, dijo que los responsables del colegio sobornaron a las autoridades de la Delegación Tlalpan para legalizarlo. Además, enfatizó que la escuela operó por un lapso de tres años a pesar de contar con sellos de clausura.
También menciona que las columnas del edificio invadían parte de las escaleras y que en caso de que se presentara una emergencia, la única salida era llevar a los niños a la primaria. Para hacerlo, había que pasar por el edificio administrativo el cual se derrumbó.
Esperamos tener pronto respuestas, pero luego de conocer a fondo la codicia de los partidos políticos, la hipocresía de las televisoras oficialistas y la corrupta conducta de las autoridades poca fe se tiene en que paguen los responsables.
Algo que nos puede alentar es la respuesta ciudadana, la labor de mexicanos sirviendo a otros mexicanos, la voluntad de lograr un mejor país, cuando nos levantamos una y otra vez, a pesar del gobierno y su pobre capacidad para hacer grande está nación que no es ejemplo de desarrollo mundial.
Esperemos que los puños sigan cerrados y los labios en silencio para lograr escuchar los gritos de injusticia en cada uno de los rincones de la nación, y hacer algo por ellos.