Celaya, Gto., por: Redacción.- Este domingo 31 de marzo, Pedro Ávila García estaría cumpliendo 44 años, sin embargo, perdió la vida en 1999 cuando explotaron toneladas de pólvora almacenadas en Abarrotera Celaya.

Ese día el joven policía ayudaba a sacar gente de la zona afectada cuando vino una segunda explosión que lo hirió de muerte.

Este domingo, su familia realizará una misa en el templo de San Pedro y San Pablo ubicado en la colonia San Juanico, para pedir por su descanso y sobre todo recordar lo que fue en vida, su familia pidió que quienes lo conocieron se acerquen con una rosa blanca.

Su madre, la señora Juana García Vázquez pidió a sus amigos y a quienes lo conocieron o tienen algo importante qué decir de él a la familia, acudir a esta ceremonia con una rosa blanca y acercarse.

“Soy la mamá de Pedro Ávila García que murió en las explosiones del 99 del domingo negro. Y estoy haciéndoles una invitación a todas las personas que gusten acompañarnos y a todas las personas que lo conocieron en vida, que lo trataron para que se acerquen a nosotros y nos platiquen”.

“Mi hijo entró a salvar vidas y desafortunadamente le tocó una explosión, la onda expansiva y pues por eso queremos recordarlo, porque como murió de repente no supimos nada”.

“Les traemos esta invitación porque queremos sentirlo una vez más por medio de sus palabras, queremos saber lo que no conocimos que conocieron las personas y los estamos invitando a la misa para recordarlo porque el 31 sería su cumpleaños. Y ese es el motivo de la celebración, pero queremos saber algo más. Toda la familia queremos saber, mis hijos de su hermano, mi esposo y yo de nuestro hijo, queremos saber un poquito más de lo que no vivimos con él, que otras personas convivieron con él y queremos que nos hagan favor de venir, de acercarse a nosotros, que nos acompañe a la misa para pedir por su eterno descanso”.

La iglesia donde será la misa a las 12 del día de este domingo está ubicada en Brillante y Torreslanda

“Fueron muchas personas que tuvieron contacto con él, cuando él falleció, vino hasta una señora que le daba de desayunar cuando no venía a la casa, muchas personas lo conocieron que en ese momento con el dolor, pues no pudimos tratarlas, no pudimos preguntarles, con el dolor se nos cerró todo. Pero sí nos gustaría a estos años que ya pasaron más tranquilos, saber más de lo que convivieron, lo que él platicaba, de las personas que estuvieron muy cerca de él”.

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