Londres.- El hambre extrema podría causar la muerte de al menos 590 mil niños que viven en países en guerra antes de finalizar el año, es decir uno cada minuto, alertó hoy la organización Save The Children.
En un informe, la organización no gubernamental (ONG) destacó que, en promedio, mil 600 niños menores de cinco años de edad morirán de hambre extrema todos los días, un niño por minuto, si no reciben ayuda y tratamiento de manera inmediata
Save the Children estima que 4.5 millones necesitan tratamiento para hacer frente a la desnutrición potencialmente mortal, principalmente en las zonas de conflictos armados, donde aumentó casi el 20 por ciento desde 2016.
El reporte fue emitido en vísperas del informe anual de las Naciones Unidas (ONU) sobre seguridad alimentaria, que el año pasado advirtió que el hambre global estaba aumentando por primera vez desde el cambio de siglo, debido a los conflictos y el cambio climático.
"La amplia historia es que hemos visto un incremento drástico en el número de niños en riesgo de muerte como resultado de problemas relacionados con el hambre", destacó en el documento Kevin Watkins, director ejecutivo de Save the Children.
Usar el hambre como arma de guerra se ha convertido en la nueva normalidad, con consecuencias devastadoras para los niños. Desde Yemen hasta Sudán del Sur, la falta de protección de los niños contra el hambre los pone en gran riesgo, añadió.
La organización que trabaja en pro de la niñez calificó como "impactante" la situación que se vive en la República Democrática del Congo (RDC), que estimó que tenía el mayor número de bebés con desnutrición potencialmente mortal, además de enfrentar un déficit de financiación del 8.6 por ciento para la nutrición.
“Se estima que 1.9 millones de niños en la República Democrática del Congo sufrirían desnutrición aguda grave (SAM), la forma más peligrosa de desnutrición, para fines de 2018 (…) más de 300 mil niños podrían morir”, subrayó la ONG.
La desnutrición aguda severa o SAM es la forma más extrema y peligrosa de desnutrición. Los síntomas incluyen costillas salientes y piel flácida, con pérdida visible de tejido corporal; o hinchazón en los tobillos, pies y el vientre ya que los vasos sanguíneos pierden líquido debajo de la piel.
Los niños con desnutrición severa también tienen sistemas inmunológicos sustancialmente reducidos y es mucho más probable que contraigan y mueran de enfermedades como la neumonía, cólera y malaria que los niños sanos. Incluso si logran sobrevivir, los efectos de la malnutrición pueden durar toda la vida y afectar su desarrollo físico y mental.
Pese a que más de la mitad de los bebés en riesgo de SAM están en la RDC (antes Zaire), la ONG resaltó también la crisis alimentaria que hay en Sudán, Afganistán y Somalia, donde, en promedio, los programas de nutrición fueron financiados sólo en alrededor de un tercio, y Yemen, que fue financiado en un 60 por ciento.
"En la República Democrática del Congo, donde la financiación es fundamental para mantener a la gente con vida, los recursos nutricionales están muy poco financiados", indicó Watkins.
El panorama, agregó, es diferente en Yemen, que está relativamente bien financiado en términos de su programa de nutrición. Pero ahí, el verdadero daño de la guerra es la crisis de liquidez que está drenando el alma de la economía. “Ves 400 mil niños en riesgo de desnutrición”, indicó.
“Save the Children está solicitando donaciones urgentes para ayudar a los trabajadores humanitarios y socios de salud locales a llegar a más niños a través de programas de tratamiento y alimentación en zonas de guerra en todo el mundo. Se necesitan 150 sobres de pasta de cacahuate enriquecida, a un costo de solo 30 euros, para salvar la vida de un niño desnutrido y ayudarlos a recuperarse”, destacó.
La agencia de ayuda infantil, con sede en esta capital, también llamó a los gobiernos de todo el mundo para que protejan a los niños en conflicto, y hagan que los responsables de bloquear los alimentos y los medicamentos rindan cuentas.