Celaya Gto. Por: Juan Jesús Martínez García.- Estimado lector, el día de hoy te comparto la reflexión respecto a los retos que hoy México y todos y cada uno de nosotros enfrentamos ante la situación luego de las pasadas y sorpresivas elecciones en el vecino país del norte y donde mientras Donald Trump avanza en la integración de un gabinete que los expertos en política internacional ha definido como de ultraderecha, en nuestro país se posponen cada minuto, decisiones de vital importancia bajo el argumento de que debemos ser cautelosos, que hay que esperar a que tome protesta como Presidente formalmente para comenzar a actuar.
En ese particular, si bien es cierto que el gobierno mexicano no puede sino mantener relaciones formales con la representación institucional formal, lo es también el hecho de que nunca había llegado a la Presidencia de Estados Unidos un personaje que utilizara un lenguaje abiertamente agresivo en contra de nuestro país.
Desde a ello nos encontramos ante un escenario inédito y el gobierno mexicano está obligado a asumir también posiciones inéditas, es decir, una posición de vanguardia que, con base en el sentido común y la inteligencia, pueda generar los equilibrios necesarios en los ámbitos políticos, diplomáticos y económicos necesarios para enfrentar el aparente negro panorama que se está visualizando.
Frente a los escenarios de complejidad e incertidumbre, cabe preguntarnos: ¿De verdad el Estado mexicano puede mantener la decisión de automutilarse en su capacidad de llevar a cabo una verdadera reforma fiscal, progresiva y redistributiva? ¿De verdad frente a la nueva reducción de las expectativas de crecimiento económico no queda más que recurrir a una estrategia de futuros recortes al presupuesto? ¿De verdad no podemos generar una nueva etapa de crecimiento sostenido y de distribución equitativa de la riqueza?
Sabes, muy a pesar del discurso oficial, hay datos que muestran que el Estado mexicano sí cuenta con mecanismos para impulsar la inversión productiva e instrumentar medidas adicionales para promover el crecimiento. También tenemos la posibilidad de generar medidas extraordinarias para promover el empleo y, sobre todo, para elevar los ingresos salariales de la mayoría.
Y no menos importante, frenar y sancionar la corrupción en todos los órdenes y niveles del gobierno y, en general, restablecer el Estado de derecho, nos daría márgenes para mejorar la infraestructura para el desarrollo, para garantizar mínimos de dignidad en la seguridad alimentaria, la seguridad social y la seguridad pública y, todavía más, para recuperar la confianza ciudadana en la democracia, el Congreso de la Unión tiene también mucho por trabajar, iniciando por construir una nueva y audaz estrategia de diálogo interparlamentario con el Congreso y Senado norteamericanos, y logrando así la definición de agendas bilaterales y multilaterales.
Por otro lado, a los gobiernos de los Estados y de los municipios debe exigirse verdadera austeridad republicana y, sobre todo, honestidad, eficiencia y eficacia en el ejercicio de los recursos que, a pesar de los recortes, son cuantiosos y suficientes para cumplir con sus responsabilidades.
Y pues, hoy mas que nunca el Presidente de México y su gabinete están obligados a generar una estrategia emergente de desarrollo y crecimiento de corto plazo, desde la cual, con responsabilidad y audacia, puedan convocar al país a sumarse en torno a metas realistas pero promisorias a ser alcanzadas en diciembre del 2018.
Para terminar pronto, el Presidente cuenta con casi 100 semanas para rescatar su administración, y para ello debe encontrar como reconducir sus decisiones hacia una nueva lógica de consenso y acuerdo en torno a tres grandes objetivos: 1) Crecer más allá del 3% anual en 2017 y 2018, 2) generar dos millones de empleos en el mismo periodo y 3) recuperar al menos el 50% del poder adquisitivo de los salarios.
Son metas que es posible alcanzar, pero lograrlas requiere “pensar por fuera del círculo” y atreverse a romper con la lógica de intereses que se ha impuesto como criterio y norma.
Frente a todo lo anterior es un hecho innegable que continuar con una lógica de inacción, no es más una opción.
Pero finalmente lo mas importante es tu opinión, hasta la próxima semana¡