Ciudad de México.- Bajo ese look inocente y delicado que muestra Ariana Grande se esconde una mujer peligrosa.

Con apenas 24 años, la cantante exuda madurez y seguridad ante su joven público, al que lanza mensajes de empoderamiento femenino, tema medular de su último disco y de su gira, Dangerous Woman.

Con esa determinación de diva moderna se plantó anoche ante 20 mil fans en el Palacio de los Deportes, para el primero de dos conciertos.

Con un vestido negro y botas altas del mismo color, y flanqueada por 10 bailarines, Grande aseguró a la audiencia que todo estaría bien al entonar y bailar «Be Alright», con la que arrancó su show a las 21:42 horas.

Sus fans, en su mayoría niñas y adolescentes de entre 14 y 19 años, varias en grupito o acompañadas de sus papás, se contagiaron de ese «girl power».

Cantaron, lucieron orejas felinas y de coneja, emularon las coreografías de «Everyday» y «Bad Decisions», y se unieron como hermanas sin importar las diferencias.

Justo esa fue la intención del primer acto del show: electrizar a todos.

Esto con ayuda de cañones de humo, una pasarela larga con focos rojos, iluminación tenue y una pantalla LED de fondo.

El segundo acto presentó una etapa más iluminada y repleta de R&B, con atuendos deportivos blancos, que dieron a Grande una actitud más rebelde.

«Knew Better», «Forever Boy» y «One Last Time», acentuaron la energía de la cantante y de sus fans, quienes se esforzaron por arañar la adultez al comprar cerveza y posar sexis para selfies.

Grande desfiló por el templete hasta llegar a sus «arianators», saludarlos de mano, mandarles besos y sonreírles.

«¡México, te quiero mucho, te amo mucho! Gracias por el amor que me dan, son muy especiales para mí», dijo en español e inglés.

Para su tercer acto, más urbano, usó su sex appeal para demostrar que ya no es una niña: junto a sus bailarines y cinco músicos, la cantante se ejercitó en bicicletas de spinning durante «Side to Side».

Previo a este número, palabras de empoderamiento femenino se dispararon en la pantalla: fuerte, centrada, libre, divina, irreverente, sexual y humana. Así es la actual Ariana y así quiere que sean sus fans.

«Bang Bang» y «Greedy» hicieron retumbar el inmueble con bailes pícaros entre la cantante y sus bailarines, quienes se desplazaron en escaleras móviles. Era la etapa del derroche y los billetes de dólar falsos que llovieron sobre la audiencia lo acentuaron.

Para el acto final, la intérprete deslumbró con rayos láser en «Love Me Harder»; soltó globos rosas en «Sometimes» y provocó lágrimas al cantar una versión casi a capella de «Somewhere Over The Rainbow», mientras un moño negro con orejas de conejo se proyectaba en la pantalla en honor a las víctimas del ataque en Mánchester.

Para su encore, tras poco más de hora y media de concierto, y dibujando su figura con un atuendo de látex, Grande se despidió de México entre cortinas de humo y luces danzarinas, mientras cantaba «Dangerous Woman», con la que reforzó la noción de que la mujer finalmente hacía frente a la niña. (Información: Reforma)

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