Celaya, Gto., por: Redacción.- Marisol Rentería combina la difícil labor de ser mamá con otra muy complicada: la de ser policía en la ciudad donde más asesinan a elementos de seguridad. Lo hace con una promesa hacia su hija: regresar al terminar su jornada.
Marisol forma parte de la Policía Turística y Comercial donde hay un total de 13 mujeres, 12 de las cuales son madres.
“Yo quisiera realmente compartir el cien por ciento del tiempo con mi hija pero también está mi vocación que me demanda mucho tiempo. Todo lo tenemos que hacer en tiempo porque si no me organizo no me permite cumplir con ese rol de mamá”, expresó Marisol que trabaja jornadas de 12 horas.
Pero algo importante es que su hija le ha demostrado que se siente orgullosa de su labor.
“Sé que está orgullosa, en la Procesión del Silencio auxiliamos a una mujer con una crisis nerviosa y mucha gente nos grabó con sus celulares, me llegó un mensaje de mi hija diciéndome mira mamá ya eres famosa y pensé que ahí había terminado, pero vi que en uno de sus estados (de redes sociales) puso –ella es mi mamá-, me demostró así que está orgullosa”.
Por eso, ella trata de calmar sus miedos y le manifiesta siempre su compromiso de regresar a casa.
“A veces me llega a decir que le da miedo, pero le digo que se sienta con la seguridad que yo siempre voy a regresar a casa. Es esa perseverancia el hecho de querer seguir día a día y ella (su hija) sea un aliciente de decir tengo que llegar a casa porque ella me espera, tengo que llegar a casa porque soy su pilar y no veo a mi hija sin mí. Me dice que le da miedo que algo me pase, al final yo le brindo la seguridad de decirle, tu espérame, yo voy a llegar y que lo vea a futuro que no nada más es por ella sino también por más personas”.
Marisol es policía por vocación, por ello no abandona su labor ahora que es madre.
“No cualquiera toma esta decisión de no nada más brindarle la seguridad a tu familia sino a muchas personas más. Me gusta ayudar a los demás y el hecho de querer protegerlos y también por mi hija porque quiero que ella crezca en un municipio tranquilo”.
Y aunque es de alto riesgo ser Policía en Celaya, Marisol expresó que ya aprendió a vivir con ello.
“Es algo (la violencia contra policías) que aprendemos a vivir porque, realmente se vive en muchas partes del mundo y al final nadie tiene la vida comprada, me siento orgullosa del papel que desempeño, aportando este pequeño grano de arena que es brindando seguridad, es difícil, pero cuando amas lo qué haces ya no se convierte en un trabajo, sino que realmente lo haces con gusto”.
Marisol pidió a las madres formar a buenos ciudadanos y fomentar en sus hijos el estudio, los valores para que el día de mañana se desarrollen como grandes ciudadanos.
La agente de seguridad pidió a las mamás formar buenos ciudadanos y fomentar buenos valores y costumbres para que se desarrollen en una mejor ciudad.
“Es algo que me duele (la violencia que vive Celaya), porque me pongo en ese papel de mamá y no me gustaría que el día de mañana mi hija estuviera haciendo alguna conducta que vaya contraria a derecho, tenemos que crear más estrategias para que los jóvenes hagan cosas buenas”.