20 minutos | Estados Unidos.- La semana pasada fallecieron Thomas Phelan y Keith Young, dos bomberos que participaron en las tareas de rescate en la denominada Zona Cero de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Con apenas horas de diferencia, Phelan y Young fenecieron como consecuencia de un cáncer que ambos venían sufriendo en los últimos meses, una enfermedad que ha acabado con la vida de 171 voluntarios más que atendieron la zona del atentado en aquella fecha fatal y de la que en lo que va de año han muerto siete rescatistas.
A esta se la denomina "la enfermedad relacionada con el ataque del 11 de septiembre", una dolencia derivada de la exposición de estas personas a contaminantes tóxicos en aquella zona de la que la Asociación de Bomberos Uniformados del Gran Nueva York (UFANYC, por sus siglas en inglés) ha advertido que seguirá cobrándose vidas.
De acuerdo a las cifras del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EU (CDC, por sus siglas en inglés), se estima que cerca de 400.000 personas estuvieron expuestas a contaminantes tóxicos a estos gases nocivos o sufrieron algún tipo de trauma, por lo que se estima que podrían aumentar nuevos casos de cáncer relacionados con los ataques del 11 de septiembre en los próximos años.
MUERTES REPENTINAS
Las vidas de Thomas Phelan y Keith Young concluyeron demasiado pronto para la cantidad de vidas que pudieron salvar después del doble ataque terrorista en las Torres Gemelas de Manhattan. Por aquel entonces, Phelan -que falleció a los 45 años el pasado 16 de marzo- era bombero y piloto de un ferri de turistas que conectaba este distrito con la famosa Estatua de la Libertad.
Gracias a la labor de este hombre, al que diagnosticaron cáncer de pulmón dos meses antes de su muerte, se produjo una evacuación masiva en la que fueron puestas a salvo alrededor de 500 mil personas.
Keith Young, en cambio, sí estuvo en contacto directo con la Zona Cero del atentado, no solo el día del ataque, sino también durante los nueve meses después del mismo, en las tareas de recuperación.
En su caso, los primeros síntomas aparecieron en diciembre de 2015, cuando tuvo que ser operado para remover un tumor que tenía en la pelvis.
Conviene recordar que, en términos generales, el grueso de la gente que permaneció en el lugar donde se desplomaron las Torres Gemelas solicitaron ayuda médica por tos crónica, depresión y cáncer, una cantidad que, en suma, la CDC cifra en 70 mil personas.