Si tu hijo está manteniendo un uso inadecuado y/o abusivo del móvil durante un largo período de tiempo, se puede decir que ya ha instaurado este hábito y como tal tiene que desaprenderlo.

No se trata de prohibirle el móvil o la tablet sino de que aprenda a usar estas herramientas de forma controlada y segura, sustituyendo los hábitos inadecuados por otros más positivos.

Como padres y madres es fundamental establecer normas y límites claros para que nuestros hijos utilicen móviles y tablets de forma adecuada, no dedicándoles todo su tiempo libre y sin dejar de hacer otras actividades o sus obligaciones. Es necesario fomentar diferentes opciones de ocio e intentar que se impliquen en ellas.

Y no queda más remedio que recordar que somos un ejemplo a seguir por nuestros hijos, por lo que es importante ser coherentes con nuestro comportamiento. Es difícil instaurar hábitos saludables de uso si nosotros somos los que pasamos las comidas o las cenas contestando los whatsapps de los amigos…

Es recomendable ponerse en manos de un especialista pero la técnica que utilizaremos va a consistir en romper los hábitos de conexión del menor. Siguiendo recomendaciones del Dr. Kimberly Young, Director del Center for Internet Addiction Recovery, debemos:

Practicar lo contrario en el tiempo de uso de la herramienta. Por ejemplo: si se conectaba nada más llegar del colegio, haremos que meriende primero. Se trata de posponer y adaptarse a un nuevo horario.
Establecer interruptores externos. Utilizar señales que le indiquen que debe desconectar (relojes, alarmas…)
Fijar metas. Plantearle pequeños retos realistas para que vaya recuperando el control sobre el tiempo de uso.
Abstinencia de una aplicación particular. Debe abandonar la aplicación que más problemas genere al adolescente.
Usar tarjetas recordatorias. Pedirle que haga una lista de los 5 principales problemas causados por la adicción al móvil y otra con los principales beneficios de no estar conectado o abstenerse de una aplicación.
Desarrollar un inventario personal. Que apunte las cosas que ha dejado de hacer para usar Internet y clasificarlas en: “muy importante”, “importante”, “no muy importante”. Debe examinar las primeras para hacerle consciente de lo que ha perdido o le gustaría recuperar.
Educar en el uso de Internet como fuente de información y formación.
Informarse sobre las herramientas y recursos de prevención. Por ejemplo, uso de programas de control parental, filtros de contenido para limitar el tiempo de conexión y el acceso a contenidos dañinos.
Hablar de los móviles con el adolescente. Contrastar las ventajas e inconvenientes de su uso, sin hacer valoraciones personales.
Entender el abuso del móvil como una forma de reaccionar al malestar psicológico.Preguntarse por qué el adolescente centra su vida de ocio y de relación en su móvil o tablet.
Terapia familiar. Si se ha visto deteriorada también la relación familiar. De esta forma, se educa a la familia en dicha adicción, disminuyendo la culpa del adolescente por su comportamiento, se promueve la comunicación de los problemas de origen y se anima a la colaboración y recuperación del menor.

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