Misa de Media Noche.
En vísperas del día de muertos tuve la oportunidad de platicar con Sebastián, quien vive en Apaseo el Grande, una tierra llena de leyendas e historias que se relacionan con paranormal, o esas cosas que simplemente no se pueden explicar.
Nos contó que, en el templo de la Preciosa Sangre, ubicado en su ciudad, se llegó a celebrar, o al menos eso cuentan, una misa dedicada a las animas, oficiada por un sacerdote que hace muchos años fue asesinado, pero que regresó del más allá para seguir oficiando misas.
“En ese templo hace muchos años había un padre que se dedicaba a andar en diversas comunidades a celebrar misas, había gente que le pagaba a la intención de la misa, eran muchas las misas y por ellas la gente le pagaba y el guardaba el dinero, resulta que nunca falta un vivo que se enteró que el padre tenía mucho dinero, y unos asaltantes deciden robarlo, pero no solo eso, sino que lo asesinaron y le cortaron la cabeza”.
“Tiempo después de ese trágico suceso, que dio mucho de qué hablar en el pueblo, una señora escuchó las campanadas del templo, y se levantó sin ver la hora para ir a misa, al llegar se percató que dentro de ella había gente, pero era gente que ya había fallecido, ósea personas de Apaseo, pero que ya no estaban en este mundo, mientras el padre celebraba la misa de frente al altar, de espalda a los feligreses, pero cuando llega el momento de la consagración se gira y esta mujer se percató de que no tenía cabeza, el padre sin cabeza, ella se sorprende y sale despavorida del templo, se va a casa, se duerme y al día siguiente recuerda todo como un sueño, como una pesadilla”, contó.
Y siguió: “Pero varios días después, una mujer de las que daban servicio en el templo se la encontró y le dijo que en el templo habían encontrado su reboso tirado, que pasara por el a la sacristía, la mujer se sorprendió, se dio cuenta que no fue un sueño y fue de las que empezó a contar su historia que hoy ya es recordada como toda una leyenda”, dijo.
Sebastián agregó que ya en tiempos recientes hay gente que dice, escuchan campanadas a la media noche, aunque nadie realmente se atreve a llegar a esa misa, pues temen encontrarse con animas en pena en las bancas y un tenebroso sacerdote sin cabeza, oficiando la misma.