Ciudad de México.- Ah, San Valentín, día de darle a tu cónyuge un chocolate, y también de cortejar a tu amante, engañando a una con la otra, o a uno con el otro.
No extraña que los días alrededor de San Valentín mantengan ocupados a los investigadores privados. Cuando tanto el cónyuge como el amante quieren atención y afecto, ¿qué debe hacer un ocupado casanova? Es fácil meter la pata.
Pero esa no es la razón por la cual los investigadores no se dan abasto.
Últimamente, los que los contratan no son los cónyuges que temen que les estén poniendo el cuerno, sino aquellos que cometen la infidelidad.
NO LOS ENGAÑADOS…
Tom Ham es un investigador privado de Tennessee y asegura que su trabajo ha cambiado.
«Hace 10, 15, 20 años, los casos de infidelidad representaban gran parte de nuestras investigaciones», dice. Pero los ha visto disminuir en los últimos cinco años.
«Especialmente en torno a las cinco grandes fiestas, incluyendo el Día de San Valentín, hoy recibimos una décima parte de las llamadas [de parejas que sospechan]».
¿Por qué? Porque las parejas despreciadas ya no necesitan la ayuda de un profesional para espiar. Hay innumerables herramientas disponibles para hacerlo uno mismo.
Si tienes acceso al teléfono inteligente de tu pareja, es probable que tengas acceso a sus llamadas, textos, correos electrónicos, fotos, banca en línea e incluso su ubicación (gracias, app Find My Friends).
Descargas aplicaciones como CallerSmart Reverse Lookup, mCouple y Couple Tracker – y de repente, un misterioso número tiene un nombre, los extraños mensajes de texto tienen una cara, y las silenciosas ausencias tienen un lugar exacto.
… SINO LOS QUE ENGAÑAN
Lo que nos lleva a los infieles… y el negocio que suponen para los investigadores privados.
Jimme Mesis, un investigador privado en Nueva Jersey, es el fundador de United States Association of Private Investigators y editor en jefe de PI Magazine.
Lo que lo mantiene ocupado estos días es la limpieza de ‘bugs’, la búsqueda de equipos de escucha electrónica. Son baratos, eficaces… y discretos.
«El público en general realiza mucho más sus propias investigaciones», dice Mesis.
Es por eso que Mesis y otros como él están recibiendo cada vez más llamadas de hombres (y, sí, mujeres también) que creen que sus suspicaces parejas pueden haber plantado equipos en sus hogares, oficinas y coches para atraparlos en sus infidelidades.
«Casi el 90% de mi trabajo es detectar esos bugs», dice Mesis. «Ha aumentado en los últimos tres años más o menos».
Dependiendo de las leyes de cada estado, la vigilancia de audio y video puede ser ilegal. Pero eso no impide que las parejas con sospecha los «compren por 50 dólares en línea de Rusia o China y los reciban en su puerta».
Es un mercado tan lucrativo que Mesis ha iniciado una empresa dedicada a detectar esos dispositivos, llamada USABugSweeps.com.
Ham Investigations ahora también ofrece erradicación profesional de equipos de vigilancia.
«Es casi una epidemia», dijo Ham. Pero es una rentable. (Información: CNN)