Actualidad.-Es común que ahora, a los niños pequeños tengan una tablet ya sea para jugar, para hacer tareas, ver películas y demás contenidos que son más fácilmente controlables por los padres, pero llegará un punto en que los hijos quieran tener un smartphone, tal como el de sus amigos.

Tener un móvil que ellos puedan utilizar para acceder a todo lo que quieran, que puedan hacer y recibir llamadas, chatear y mandar fotos y videos por Whatsapp o hasta bajar apps como Tinder o Grindr (aquí muchos padres ya quedaron paralizados), es una situación muy distinta.

De acuerdo con el último informe sobre el uso de los medios en Estados Unidos del Common Sense Media (2013), el 38% de los menores de dos años utiliza de forma habitual los dispositivos móviles, y cada vez más la tendencia es aumentar el uso de dispositivos interactivos en detrimento de los audiovisuales o la televisión.

Cuando los niños han dejado de ser eso para entrar a la adolescencia, es muy probable que pidan a los padres un smartphone, pero ¿qué edad es la indicada para darles uno de estos gadgets?
PONER A CONSIDERACIÓN LA MADUREZ.

Es común que los 12 años o el cambio de escuela primaria a secundaria sea ese momento en que se piense dar un teléfono móvil a los hijos, pero aunque un niño tenga 12 años, no significa que tenga la misma madurez mental que otro de su misma edad.

Para saber en qué punto de madurez está cada adolescente, es importante saber si: tiene hábitos saludables, si sabe relacionarse, si distingue entre lo correcto y lo incorrecto, si es capaz de decir la verdad sobre determinados temas y si existe confianza con los padres.

PONER LÍMITES

Según el Informe ‘Las nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Guía para educar saludablemente en una sociedad digital’, del Hospital de Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat, aunque los padres ya hayan decidido darle a su hijo un smartphone, es importante marcarles límites y reglas de uso.

Todo buen uso debe pasar por negociar algunos límites, entre ellos está:

– Limitar el tiempo de exposición, no sólo a la pantalla del móvil, sino a las pantallas en general (televisión, ordenador, tableta, móvil y consola)
– Restringir el uso en momentos como: la hora de la comida, cuando está en clase, en reuniones familiares, a la hora de estudiar o hacer los trabajos escolares, o cuando están en alguna actividad recreativa (natación, futbol, clases de baile).

– Fijar una hora para desconectarse del teléfono móvil, para poder descansar. Claro, aquí los padres deberán predicar con el ejemplo y dejar de lado todos al mismo tiempo sus dispositivos para que no haya una instrucción imprecisa.

REGLAS DE SEGURIDAD

Antes de darle un teléfono móvil es imprescindible enseñar a los hijos a tener precaución, por ejemplo:
– Nunca dar direcciones físicas de dónde están o dar su nombre completo o edad.
– No aceptar solicitudes de amistad de desconocidos.
– No revelar sus contraseñas.
– Los padres deben asegurarse de tener limitada la seguridad de las redes sociales de sus hijos para que no cualquiera pueda ver sus comentarios, fotos o videos.
– Enseñarles a no subir material inapropiado y a no hacer mal uso de las redes sociales.

CONTROL ACORDADO
Hay que acordar con los hijos que existirá un control del teléfono, que esto no se hace con el afán de invadir su privacidad sino como algo periódico, de rutina (la cual no debe volverse obsesiva por parte de los padres), para estar al tanto de las apps que desean bajar.
También es importante acordar con ellos el uso de los datos móviles, para que no se excedan con las tarjetas de crédito de los padres. (Información: Grandesmedios.mx)

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