Torreón, Coah.- Una vez más, la muerte de una menor se da dentro de un ambiente de violencia familiar; tal es el caso de "Solecito", la niña de tres años de edad que fue asesinada y enterrada por su propio padre en un paraje entre los ejidos El Consuelo y El Pacífico de Matamoros.
El sujeto se la llevó a la fuerza el pasado 14 de febrero de su casa para "castigar" a la madre, pues estaban separados y pretendía que regresara con él.
Según cuentan algunos vecinos de la expareja, ésta tenía dos niñas, pero Brisa, la madre, ya estaba cansada del maltrato del que era objeto y optó por dejar a Miguel.
Pese a los problemas que tenían, el hombre visitaba con frecuencia a las pequeñas, pues ambos viven en el ejido La Partida de Torreón; cada vez que quería, llegaba a la casa y se las llevaba a pasear en una motocicleta.
El 14 de febrero, Miguel llegó a la vivienda, pero en esa ocasión de forma violenta se llevó a Solecito -como le decían sus familiares-, y aunque un tío de Brisa trató de impedirlo, no lo logró.
Cuentan que la madre no se encontraba en ese momento en la casa, pero cuando le contaron lo ocurrido, le habló por teléfono a su expareja para exigirle que regresara a la niña, pero su respuesta fue que se la llevaría para siempre.
Fue cuando comenzó la pesadilla para la joven, ya que sólo tenían comunicación vía telefónica y por varios días le suplicó que le regresara a la niña.
Ese día, el hecho fue denunciado ante las autoridades, y familiares y amigos se organizaron para lograr su localización.
La imagen de ambos se compartió en Facebook, mientras que otros, durante casi una semana "peinaron" cada ejido cercano para ubicarlos, pero no tuvieron éxito.
Incluso, cuentan que lo observaron un par de veces en la comunidad, pero logró escapar.
Dicen que en una de las llamadas, Miguel citó a la joven para entregarle a la menor, pero sus familiares no lo permitieron debido al temor de que le hiciera algo a ella.
Pasada una semana, el sujeto acudió con un familiar, quien lo entregó a la Fiscalía General del Estado, donde confesó que había enterrado a la niña después supuestamente de sufrir un accidente en la motocicleta.
Según la necropsia, la pequeña presentaba traumatismo facial y cráneo encefálico, y confirmó que murió por anoxemia por broncoaspiración de contenido hemático.
Con información de El Siglo de Torreón