Ciudad de México.- El periodista estadounidense Jon Lee Anderson lamenta las críticas y señalamientos que ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador contra la prensa mexicana, por lo que lo exhorta a ofrecer disculpas y recomienda no realizar estos ataques hacia el gremio, pues, añade, el Jefe de Estado corre el riesgo de entrar al grupo de mandatarios de América que han atacado a los medios, como lo son Donald Trump (Estados Unidos), Nicolás Maduro (Venezuela), Jair Bolsonaro (Brasil) o Nayib Bukele (El Salvador).
El reconocido periodista y escritor especializado en temas de Latinoamérica señala, en entrevista con EL UNIVERSAL, que le preocupa que el Titular del Ejecutivo federal intente controlar a los medios e imponer agenda cada mañana con sus conferencias de prensa en Palacio Nacional.
Anderson considera que las críticas que hace López Obrador a la prensa se suman a las preocupaciones que tienen los periodistas del país, como los asesinatos que se registran a manos del narcotráfico o de los policías.
¿Cuál es su opinión de los comentarios que ha hecho el Presidente a la prensa?
—Los veo lamentables, como periodista, como alguien que me considero amigo de México y de los mexicanos, y como alguien que ha tenido la oportunidad de conocer a Andrés Manuel López Obrador en persona, siendo [incluso] candidato a la Presidencia.
Se me presentó como alguien de carácter fuerte, un tipo genial en su forma de ser, social, alguien a quien le gustaba la historia, quien aparentemente estaba dispuesto a escuchar diferentes opiniones y [ahora] me ha consternado la forma en la que se comporta con la prensa mexicana.
¿Cómo ve la libertad de expresión en la región?
—En la política nos damos cuenta de que es increíble que las peores personas lleguen a la cima del poder. Pienso en Donald Trump, en Jair Bolsonaro, en Nayib Bukele, hablando de nuestro hemisferio, populistas que tuitean, increpan, insultan, que han degradado el discurso político, que utilizan y que han bajado la política, incluso la dignidad del Estado, hasta el suelo de la calle.
Yo no diría que López Obrador ha hecho eso, pero preocupa que él intenta controlar a los medios con sus mañaneras, que él intente establecer la pauta informativo, no es propio de un presidente.
Si hay medios de comunicación o periodistas que hay que criticar, debe dejar que esto lo hagan la ciudadanía, los colegas o, por último, si son responsables de algún pecado legal, que lo atiendan los jueces y los jurados, pero no es propio de un presidente atacar al periodista ni a los titulares ni al medio en turno.
Si más mandatarios van por ese camino terminaremos con el discurso y con un nivel de lenguaje y falta de respeto mutuo; lo vemos en Estados Unidos.
¿Debe reflexionar el presidente López Obrador sobre su postura ante los medios?
—Andrés Manuel López Obrador debe pensar, reflexionar muy seriamente en la forma en que habla, tomando en cuenta que él es el Presidente de la República mexicana y que no vaya por ese camino, que se modere en sus críticas a los medios y que intente elevar el discurso nacional.
La palabra de un presidente es muy fuerte, cala hondo en los ciudadanos que tienden a creer en sus gobernantes, y la responsabilidad de un individuo es mayor siendo presidente.
¿Los comentarios que ha hecho López Obrador tienen alguna similitud con los que hace Trump hacia la prensa?
—No diría que López Obrador todavía ha degradado el discurso, la lengua, de la forma en que lo ha hecho Trump, quien es realmente nefasto, es una mala persona.
Andrés Manuel López Obrador no aparece como mala persona, aparece más como bonachón, pero a veces es socarrón, insinuante, por eso cuando yo le oigo hablar así, me preocupa y me inquieta, y quisiera que él medite justamente sobre su papel.
Yo creo que no tiene necesidad de hacer eso, de entrar a full, a cuerpo entero en el papel del populista como Donald Trump. Esto le va dejar muy mal legado y además inquieta y preocupa, pone en crisis a los periodistas de su país que desde [hace tiempo] tienen mucho de que preocuparse, desde el narcotráfico, la corrupción, del sicariato, que no se sabe bien si viene de la policía o de quién procede.
Si fuera Suiza o Suecia, México dejaría de preocupar tanto, pero como México es un país con muchas desigualdades, mucha pobreza y un crimen rampante, desatado gracias al narco y a la cercanía con Estados Unidos, que también es proveedor de armas a esos mismos hampones. Todos los periodistas conocen a un colega muerto de forma violenta.
Entonces es muy preocupante que un mandatario repetidamente hable mal de la prensa, cuando estamos en una sociedad en donde mueren los periodistas y muy pocas veces esclarecen las circunstancias de sus muertes.
¿Se puede hacer periodismo sin cuestionar al poder?
—No, francamente no y creo que la repuesta es sencilla, y ojo, hemos dejado que suban gobernantes que no son capaces de recibir la critica a cambio de su poder.
Hay que fiscalizar el poder, porque a veces abusa de sí mismo, de su posición. Lo vemos todos los días en Estados Unidos, lo hemos visto en el pasado de México y no hablo de este mandato, hablamos del pasado, todos los mexicanos tienen alguna espina que sacar, en torno a sus gobernantes, sean sus alcaldes, sus gobernadores o sus presidentes.
Lo peor del mundo es el abuso del poder y la violencia practicada en contra de los que intentan ejercer la libertad de expresión. Hay una tendencia populista que ha calado ya hondo en Occidente.
Desde 2016 estamos todos al tanto, desde el triunfo de Donald Trump, de que hay grandes riesgos al respecto, de que todavía no está bien cuajada la democracia en Occidente. Los rasgos populistas que pueden llevarnos al nepotismo y a la dictadura están tan presentes en Occidente como lo están en el Este.
Tenemos que tener cuidado y uno de los comportamientos más rutinarios de los autoritarios es la demagogia, la verborrea y el ataque en contra de los periodistas. Nicolás Maduro, Álvaro Uribe [expresidente de Colombia], Nayib Bukele, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López han incursionando en ese terreno y se tiene que reflexionar y cuidarse de no ocupar ese espacio [nunca] más.
Quisiera escucharlo retroceder en ese sentido, incluso ofrecer disculpas, en no seguir haciéndolo, porque tiene muchas otras virtudes, pienso yo, como persona y como gobernante.