Ciudad de México.- Con toda la picardía que la caracteriza y una energía envidiable, Katy Perry deslumbró la noche de este jueves a las 22 mil personas que abarrotaron la Arena Ciudad de México.

Esto gracias a un despliegue audiovisual, artístico y escenográfico impactante, el cual giró principalmente en torno a un ojo gigante armado con pantallas LED de resolución 4K.

Desde que arrancó "Witness", centenares de fans enloquecieron y empezaron a bailar con inmensa felicidad; los jóvenes menearon las caderas y empezaron a grabar el show con sus celulares.

Desde las 22:08 horas, la cantante imprimió su sello sexy y coqueto a cada una de las canciones, hizo gala de un sentido del humor blanco y alocado, y demostró la calidad vocal y buena vibra que la han hecho llegar a la cima.

"¡Me ha costado 67 shows llegar hasta ustedes, México!", gritó emocionada antes de regalar "Dark Horse", que puso a vibrar al coso y desató el griterío entre la gente.

Perry interactuó con sus fans en varias ocasiones gracias a la pasarela central que la acercaba hasta el corazón de la Arena.

Ahí, durante "Teenage Dream", le regaló su botella de agua a un fan al que le pidió que no la clonara; jugó a tocar un piano de suelo al lado del "Left Shark" del Super Bowl; bailó pole dance en el tallo de una rosa durante "Déjà Vu"; y fue devorada por unos labios flotantes enormes durante "I Kissed a Girl".

"¡Hay, Dios mío!", exclamó en español, "¡silencio!.. Hola, ¿cómo estás? I speak un poquito de español. Sé 'papichulo' y '¡Viva México, cabrones! ¿Está bien así?". Cómo era de esperarse, su test de lenguaje lo pasó con 10, calificación dada por los alaridos de la gente.

Las sorpresas (y la distribución de cerveza) continuaron con cada tema del set, como cuando en "Bon Appétit" sus bailarines, vestidos de cocineros y meseras sexys la colocaron sobre una hoja de lechuga y la aderezaron con sal y pimienta de diamantina y glitter.

Posteriormente, durante el cuarto acto (de cinco), Perry se trepó a un planeta con anillos y sobrevoló la explanada principal del inmueble con su guitarra para regalar una versión acústica de "Wide Awake".

"Quiero agradecerles profundamente por todo el apoyo que me han brindado desde el inicio de mi carrera. Gracias a todos mis fans mexicanos, hispanos y latinos. Me encanta el detalle que le ponen a sus disfraces, sus dibujos y todo lo que hacen por mi", reconoció antes de envolverse en una bandera de México y presenciar una lluvia de estrellas formada por las luces de miles de celulares.

Hacia el final del espectáculo, La cantante invitó al escenario a David, un fan de las primera filas, para retarlo a jugar basketball gigante: si el chico encestaba un enorme balón en una canasta igual de grande, se llevaba una selfie con su ídola. Al final no logró pasar el juego… pero sí consiguió su regalo con todo y pilón, pues Perry se le trepó y lo llenó de abrazos.

Finalmente, con la figura de un león de gran tamaño emergiendo del ojo hecho con pantallas, la californiana ofreció dos de sus grandes éxitos: "Roar" y "Firework", que sonaron entre lluvias de papelitos y pelotas en forma de ojos.

Y para cuando llegue a Monterrey la suma de conciertos habrá crecido. La cita de los regios con Perry es el próximo martes y miércoles en la Arena. Y posteriormente en Guadalajara el 11 de mayo. (Fuente: Reforma)

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