Ciudad de México.- (GQ).- 1994 es uno de los años más icónicos y divertidos de la historia del cine. En 2019 soplan las 25 velas películas triunfales y aclamadas como 'Cadena perpetua', 'El Rey León', 'Pulp Fiction', 'La lista de Schindler', 'Speed', 'Dos tontos muy tontos'… Y entre ellas destaca uno de las producciones más extrañas que vimos no solo aquella temporada en particular, sino en la cinematografía moderna en general. Sí, hablamos de Entrevista con el vampiro. Sabemos que es posible que la hubieras olvidado hasta entrar en este artículo, pero estamos seguros de que en los rincones de tu memoria se esconde el recuerdo de esta improbable producción en la que Brad Pitt y Tom Cruise eran vampiros. Y pareja de hecho.
Vale, lo segundo no oficialmente, pero no puedes negar que es una de las películas más homoeróticas de la historia (con permiso de 'Ben-Hur'). Más de 15 años antes de fenómenos como 'Crepúsculo' o 'True Blood', Hollywood se atrevió con una ficción mainstream sobre terror gótico-vampírico, y consiguió a las dos estrellas masculinas más disputadas y deseadas del momento. Para comerse el cuello el uno al otro y vivir como un matrimonio durante décadas. Y hacer las delicias de mujeres y hombres que para ver cintas con un subtexto tan delicioso tenían que recurrir a circuitos marginales. O al porno.
¿Podríamos decir entonces que 'Entrevista con el vampiro' es una de las películas más atrevidas del Hollywood de los 90? Bueno, colaría. Aunque la idea de llevar esto a la gran pantalla nació muchos años atrás, en 1976, cuando Anne Rice publicó la novela homónima. Ella es la autora estadounidense de la saga 'Crónicas vampíricas' (no confundir con la serie posterior), protagonizada por el vampiro Lestat, que pasa de ser aristócrata a estrella de rock en sus aventuras a través de los siglos en sus múltiples reimaginaciones literarias. En 'Entrevista con vampiro', la segunda novela, Lestat conoce a Louis, que, en plena crisis existencial, se somete a los deseos del no muerto y se deja hincar los colmillos. Si antes de ser vampiro se creía perdido, la inmortalidad será el último clavo en su ataúd.
Tanto la novela como la película funcionan como reflexión sobre la culpa cristiana de un tipo hipersensible condenado a alimentarse de la sangre de otros durante toda la eternidad. Louis es el contrapunto del inmisericorde Lestat, con el que, a su vez, entabla una inevitable relación de atracción y dependencia. Lo interesante de todo esto es que la propia Anne Rice ya propuso una adaptación de su propio libro en el año de su lanzamiento. Y cuenta la intrahistoria que tenía a Alain Delon en mente para el atormentado Louis. Así fue en una realidad paralela.
Matrimonio con hija
Como muchos otros borradores que se quedan en un cajón y acaban siendo proyectos de éxito años después, 'Entrevista con el vampiro' no se reactivó hasta los 90, cuando se la ofrecieron al director Neil Jordan tras 'Juego de lágrimas', y este se interesó por su historia y atmósfera. Aunque Anne Rice quería contar con Julian Sands para dar vida a Lestat, Tom Cruise pronto sonó como la elección definitiva: era una estrella mundial, y por ello cobró 10 millones de dólares más un porcentaje de los beneficios. A pesar de los recelos iniciales, la autora quedó muy contenta con el trabajo del actor (al que quiso sustituir por otros como John Malkovich o Jeremy Irons) e incluso se disculpó por ello.
Pero antes de todo esto, la propia Rice dudó que el proyecto recibiera luz verde con su adaptación original debido a su evidente homoerotismo. Tanto que se barajó la opción de transformar el personaje de Louis en una mujer. ¡A la que interpretaría la mismísima Cher! Por suerte no fue así. La actriz y cantante dejó un tema en la banda sonora, pero el vampiro bueno fue a parar a manos de Brad Pitt (aunque la escritora, erre que erre, quiso que él y Cruise se intercambiaran los personajes). Más tarde llegarían el no menos sexy Antonio Banderas como Armand y Christian Slater (en sustitución del fallecido River Phoenix) como el periodista Daniel Molloy.
El rodaje y el estreno de Entrevista con el vampiro' están repletos de curiosidades, como todas las producciones de esta envergadura: Brad Pitt aseguró a los medios años después que estuvo a punto de caer en una depresión durante la grabación, por filmar siempre de noche; Oprah Winfrey abandonó un pase de la cinta porque decía que era muy gore, y las críticas posteriores no fueron muy positivas… No obstante, la película de Neil Jordan fue un taquillazo, y hoy podemos admirar de ella un par de virtudes. Por un lado, ser capaz de replicar la atmósfera oscura y gótica de las novelas de Anne Rice. Por otro, replicar también, y con las dos estrellas más importantes de la década, ese subtexto homoerótico que a veces caía en una parodia digna de 'Escenas de matrimonio'.
Recordemos los ataques de celos de Lestat, esa relación de dependencia y toxicidad estirada durante siglos, las discusiones que acababan en incendios regados de ajenjo… Y que adoptaron incluso a su propia hija (una pequeña Kirsten Dunst dio vida a Claudia, perseguida para siempre por su propia candidez). Hoy todos podemos todos coincidir en que 'Entrevista con el vampiro' no fue una gran película, pero sí una que se adelantó a otro Hollywood (incluso a otra televisión), a uno más desprejuiciado respecto a géneros como el terror, pero también más ligero, más autoconsciente, más hortera y mamarracho. Y a uno que todavía no existe: el de la masculinidades fluidas.
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