Ciudad de México.- La pista apenas se percibe. La neblina deja ver tan sólo un gran avión, sus hélices y un coche rojo del que baja un hombre y una mujer. Él viste de color azul, todo de mezclilla y, ella, un vestido blanco. Mientras él se pone una chamarra de cuero café, ella llora, despidiéndose. Al fondo, se escucha una especie de poesía, escrita por Marco Bravo (Amigo de Pedro Torres), y leída por Luis Miguel.
Ha pasado un minuto desde que arrancó el video que promociona el sencillo La Incondicional, parte del disco Busca una mujer (1988), y en los siguientes segundos aparecerá ante las cámaras una de las escenas más iconicas del pop de México. El mismo hombre vestido de azul entra en un ancho pasillo blanco en el que en medio sólo hay una silla roja y un militar que lo espera. Del otro lado, un gran ventanal muestra a soldados que van y vienen mientras el sol alumbra la llegada del hombre al que apodan como el astro: Luis Miguel.
Se le ve muy nervioso. Truena los dedos al caminar (mientras la música comienza) y, casi al llegar frente a la silla, dobla el paso y frena. Saluda con la disciplina militar al hombre que lo espera, el peluquero del Heroico Colegio Militar. Su cara y sus gestos son de alguien que está muy incómodo. De alguien que dejará en la silla algo más que su pelo. La cámara se enfoca en su rostro, que en verdad sufre mientras la manta blanca le cubre el pecho, amarrada al cuello. Las tijeras aparecen en escena. Un corte aquí y uno allá. Luego, la máquina de afeitar y Luis Miguel sigue muy nervioso. Se toca el rostro, en actitud reflexiva, respira y…corte. Luis Miguel, cual Sanzón, ha perdido su melena. Su marca registrada en ese entonces. Su esencia…
«Micky saltó de una plataforma de 10 metros para un clavado. Bajó por un edificio en rapel. Vivió la vida completa de un militar… pero cuando supo que, por petición del entonces Secretario de Defensa, Antonio Riviello Bazán, debía de cumplir con las normas del Heroico Colegio Militar comenzó el gran problema, puesto que una de las principales normas era el corte de pelo. Al principio, se negó rotundamente. Simplemente, no quería dejar de lado su peculiar cabellera, signo de distinción entre sus millones de seguidores. Pero al final, él era un profesional, así que sólo puso en claro que por contrato debía de mantener una gran parte de su imagen para sus siguientes conciertos y aceptó», comenta, en entrevista para Quién, Pedro Torres, director del videoclip, quien ya tenía confianza con Luis Miguel tras el éxito del clip Cuando calienta el sol, que también había dirigido.
«La verdad y entre todas las anécdotas de la filmación, que duró cuatro días entre las grabaciones del Colegio y las de la Escuela de la Fuerza Aérea de Santa Lucía, la del corte de cabello es la más estresante y la de mayor tensión. Micky no quería y estaba muy nervioso. A pesar de que pidió tener muy de cerca a su estilista Marco Rosado, no dejaba de parar y dar indicaciones sobre el tamaño, la cantidad, el estilo… hasta que decidimos platicar y llegar a un acuerdo. Se le cortaría el cabello para tres tomas…», se detiene Torres para apuntar que en verdad fue una anécdota muy peculiar ver como Luis Miguel se aferró a su melena más que a cualquier otro sacrificio para que el clip fuera histórico. «Trataríamos de tocar lo menos posible la forma, intentando rebajar sólo los lados y un poco de atrás y con un par de trucos de Marco y de la cámara fue como logramos el efecto del corte, que parecía mucho más sustancioso de lo que de verdad ocurrió. En realidad, se le cortó poco y aún así el estaba muy nervioso y poco cómodo. Ya en la siguientes tomas ayudó mucho el gorro militar, pero puedo decirte que ha sido uno de los momentos de mayor tensión que viví al lado de Luis Miguel», concluye el director. (Información: Agencias)