Ciudad de México.- «Creo que nunca lo dejaré, es dinero fácil, es como una droga».
Daniela tiene 22 años, estudia comunicación social y, como la gran mayoría de los jóvenes venezolanos, su meta principal para este año era ahorrar todo lo posible para poder emigrar, en este caso a Chile. «Llega un momento en que te das cuenta que ir a una oficina o estudiar una carrera en Venezuela no vale la pena y estás perdiendo el tiempo», me cuenta vía whatsapp a altas horas de la noche, «me di cuenta que para poder lograr mis sueños, no había alguna otra manera de ganar dinero y poder ahorrar».
Una noche, revisando sus mensajes de Snapchat, notó que tenía un nuevo seguidor: una cuenta llamada «casting takeover». Daniela siguió de vuelta a la cuenta y, minutos después le llegó un mensaje que decía: «¿quieres hacer takeover?» (usar la cuenta por un periodo de tiempo determinado)
La curiosidad de Daniela hizo que aceptara la propuesta, sin saber de lo que se trataba. «En cuanto te dan la clave y haces el takeover, los seguidores de esa cuenta ven la foto de perfil que eliges y comienzan a ofrecerte dólares por fotos o videos en los que estés desnuda y por tu cuenta personal de Snapchat. Acepté la primera oferta de 20 dólares por una foto para probar».
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció, este 15 de enero, por cuarta vez en su mandato, el aumento en un 50 por ciento del salario mínimo,quedando su total integral en 148.638 BSF (25 dólares, aproximadamente). Así que, estamos hablando que Daniela, por vender una foto desnuda en Snapchat con un precio de 20 dólares, ganó lo que un venezolano con salario mínimo percibe en 20 días de trabajo —según el precio del dolar negro hasta el 24 de abril del 2017—.
A pesar de que la emigración venezolana y la inestabilidad social, económica, política en Venezuela están bien documentadas, poco se dice acerca de las personas que debido al poco poder adquisitivo del venezolano, y la devaluación de la moneda, no pueden emigrar del país.
Ahorrar en Venezuela, con una canasta alimentaria en 772.614,30 BSF —un poco más de siete veces el salario mínimo—, es misión imposible. «Es muy frustrante ver cómo trabajando medio tiempo, con un par de trabajos freelance y estudiando también, no me alcanzaba ni para llegar a mitad de mes, mucho menos ahorrar. Esa es la situación de la mayoría de los venezolanos y cada vez es más difícil salir debido al precio del dólar. Encontré una manera muy fácil de ahorrar y poder salir del país usando Snapchat y no la iba a desaprovechar».
El método es simple: haces el takeover de la cuenta y esperas a que varios seguidores de esa cuenta te escriban pidiendo tu «Snapchat premium» —tu cuenta personal— y, a cambio del nombre de usuario, les cobras los dólares.
Para Daniela, esto se convirtió en su trabajo a tiempo completo mientras lograba reunir la cantidad necesaria para emigrar y tener una calidad de vida «estable» en el país. Sabe que existe el riesgo de que cualquiera de las fotos y videos que ha enviado se filtren en la red y su identidad se descubra, pero está dispuesta a correrlo para poder lograr su objetivo: salir de Venezuela. «La mayoría de las veces envío fotos y videos en dónde no se me ve el rostro, pero a veces quieren que se me vea y no me niego. Sé que hay chicas que lo hacen y lo publican en sus redes personales, pero yo no puedo hacer eso porque acá en Venezuela no lo entenderían y me juzgarían. Esto lo mantengo en secreto, sólo lo saben mis tres mejores amigas y ahora tú; pero a ellas no les importa porque nunca han pasado necesidades, viven bien acomodadas y tienen otra mentalidad».
Para Daniela, las peticiones más extrañas que ha recibido por parte de sus clientes son fetiches «raros», según ella. «Me piden muchas fotos de lo pies, que me escupa los senos y a veces quieren fotos comiendo, pero desnuda obviamente. La mayoría de mis clientes son gringos y mexicanos, pagan muy bien y rápido, incluso uno de ellos me depositó 30$ USD para comprarme un vibrador, ya que querían verme usándolo. Gracias al control cambiario, acá con solo 10$ USD pude comprarme uno y lo demás lo guardé», cuenta.
El tener pareja no le impide seguir con el negocio, ya que está al tanto de esto y algunos clientes le han ofrecido hasta 200 dólares por un video teniendo sexo con su novio. Aún no lo han realizado, pero no lo descarta. «Al comienzo mi novio no entendía por qué lo hacía, pero cuando lo empecé a incluir sintió morbo y lo pudo ver de otra manera».
A diferencia con otras prácticas similares, como Chaturbate, aquí no tienes horario o tiempo fijo. Si quieres seguir buscando clientes y enviando material lo haces, pero si no, no hay problema. «Por Snapchat me pagan 20 dólares y listo, si quiero seguir publicando lo hago, si no nadie me va a reclamar algo. Es una libertad que no tienen las chicas que hacen esto por webcam, por ejemplo. Recientemente subí a 50 dólares el precio por foto o video, así que ya será mucho más rentable».
Están los juicios morales, quizás algunas personas llamen a esto una forma de prostitución, y otras lo verán como una oportunidad aprovechada. «A las venezolanas les diría que si disfrutan hacerlo, lo hagan. Ya que si lo hacen sin ganas y obligadas, los clientes se dan cuenta y a ellos no les gusta eso. Tienes que disfrutarlo y obviamente entender que en algún punto podrías estar expuesta a la luz pública».
A Daniela no le importaría que un futuro cercano se filtraran sus fotos. «La verdad no me importaría si salen las fotos y videos a la luz, sólo me daría pena con mis padres. Espero que si se filtran, ellos jamás vean ese material».
La situación en Venezuela está logrando que los jóvenes tomen medidas desesperadas para lograr emigrar y vivir una mejor calidad de vida, quizás la única manera de poder entender realmente lo que pasa día a día en el país es viviendo ahí o teniendo familiares cercanos.
Es un poco difícil explicar al mundo lo que sucede, ya que los medios públicos en Venezuela están en línea con el gobierno y no permiten que la mayoría de las cosas que suceden en el país sean transmitidas. Como Daniela, seguro hay muchas personas más buscando vías alternativas para generar ingresos en moneda dura y salir del país. Yo estuve en esa situación no hace mucho, así que puedo dar fe de ello.
Por el momento, el objetivo de Daniela en Chile es continuar estudiado su carrera, pero descarta la posibilidad de dejar de vender sus fotos y videos por Snapchat. «Creo que nunca lo dejaré, es dinero fácil, es como una droga. Supongo que cuando tenga hijos o un buen trabajo, pararé». (Información: Excelsior)