Estados Unidos.- En diversas regiones del mundo, los científicos han detectando en los últimos tiempos un fenómeno: la aparición de una nieve rosada, casi roja, a la que se ha también llamado nieve de sandía o, incluso, nieve sangrienta. A pesar del llamativo nombre, la explicación es simple: son nieves que se tornan de ese color debido a la presencia de algas rojas, que contienen astaxantina, un compuesto químico que viene a ser el ‘primo molecular’ de la sustancia que hace que las zanahorias sean anaranjadas, recoge The New Yorker.

Estas algas rojas pueden permanecer ‘dormidas’ en hielos y glaciares, pero, una vez se eleva la temperatura, «despiertan», proliferan y tiñen su inmediato entorno. El año pasado, un grupo de científicos confirmó que son ellas las que oscurecen ciertas superficies glaciares, con lo cual reducen la capacidad de esas formaciones heladas para reflejar la luz del sol y provocan, en consecuencia, que absorban más calor. Sin embargo, hasta hace poco no hubo experimentos que así lo comprobaran.

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