Australia.- El último tigre de Tasmania conocido murió en el Zoológico de Hobart en 1936. Se convirtió, de esta forma, en una de las tantísimas especies aniquiladas por el hombre. En este caso, por agricultores indignados ante el gran número de ovejas que cazaban dichos animales.

Sin embargo, desde que se reportara su desaparición, son muchos los que han reportado haber visto al animal. Pero ninguna de las pruebas ha sido tan clarificadora como el vídeo grabado en 2008 en las selvas del sur de Australia.

Podría ser un zorro o un lobo, pero las características que destaca el narrador le catalogan como un tigre de Tasmania.
Aunque lo grabaran hace ocho años, el metraje ha visto la luz ahora gracias al Grupo de Conciencia sobre el Tilacino. En el vídeo podemos observar a un animal sin demasiada claridad. Podría ser un zorro o un lobo, pero las características que destaca el narrador le catalogan como un tigre de Tasmania.

Su larga cola erguida, como si se tratase de un hueso, así como el cuello robusto y su manera de caminar, le identificarían como el animal extinto. Incluso, se diferencia por su manera de orinar.

“Busqué en Google cómo orinaba un zorro y un perro normal. Pero este animal se apoya contra unas cañas y utiliza una técnica que solo un gato macho llevaría a cabo”, explica Neil Waters, investigador aficionado encargado de explicar las características que lo hacen único.

A principios de este mes, también se publicó un vídeo grabado en el sur de Australia en el que supuestamente se puede observar al tigre de Tasmania. Pero, de nuevo, es demasiado borroso y confuso como para tratarlo como una verdad absoluta.

“Lo vi por primera vez en la escuela primaria, en un libro que decía que ‘se consideraban extintos’. Esto desencadenó en mi mente algo que desde entonces nunca ha desaparecido”.
“Lo vi por primera vez en la escuela primaria, en un libro que decía que ‘se consideraban extintos’. Esto desencadenó en mi mente algo que desde entonces nunca ha desaparecido”, relata Waters para la BBC.

Pero los expertos insisten en que no se pueden basar en un vídeo borroso para demostrar la existencia del animal. Aparte, como mínimo deberían haber encontrado evidencias de presas muertas.

“Es curioso que el vídeo esté fuera de foco en un momento en el que tenemos cámaras de enfoque automático”, ironiza el Dr. Karl Kruszelnicki, de la Universidad de Sidney.

También advierte del peligro que supone inventar este tipo de teorías conspiranoicas sobre un tema tan importante como la extinción de las especies. Pero, al final, no es más que un hilo de esperanza de reencontrarnos con un hermoso animal con el que nosotros mismos acabamos. (Información: PlaygroundNoticias)

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