La persona que lo ejerce —el orbiter— no responde mensajes ni llamadas, pero sigue observando historias en Instagram, da me gusta en publicaciones o incluso comenta fotos, prolongando una ambigüedad que confunde y desgasta emocionalmente a quien lo padece.

Cuáles son las consecuencias del orbiting
Para muchas personas jóvenes, particularmente dentro de la generación Z, esta forma de contacto intermitente representa una fuente constante de ansiedad. La presencia digital del orbiter, pese al silencio comunicativo, alimenta una ilusión de continuidad que activa en la víctima lo que Buscio llama “el mundo de la fantasía, la imaginación y la ilusión”.
La reiteración de likes, reacciones o visualizaciones de contenido puede ser interpretada como un intento de retomar el vínculo, cuando en realidad no hay intención concreta de reconectar.
El fenómeno no se limita únicamente a las relaciones románticas. Según los textos analizados, también aparece en vínculos amistosos y familiares, generando una dinámica que, aunque pueda parecer inofensiva, termina afectando el bienestar emocional de quienes la sufren.
En palabras de Persia Lawson, experta en relaciones personales entrevistada por la BBC, el orbiting se asemeja a “tener un pie adentro y el otro afuera”, una forma de mantener las puertas abiertas sin asumir responsabilidades emocionales reales.

Por qué alguien hace orbiting
Las motivaciones detrás de este comportamiento pueden ser múltiples. Uno de los principales motores es el miedo a perderse algo significativo en la vida del otro —lo que se conoce como FOMO (fear of missing out)—. El orbiter permanece atento, no por deseo de reconectar, sino por temor a quedar fuera de algo que aún le resulta interesante o relevante.
Buscio también identifica otra causa: el ego. Para algunas personas, saber que alguien sigue pendiente de sus interacciones digitales puede ser una fuente de placer o validación. A esto se suma una carencia de empatía o “registro del otro”, que impide dimensionar el daño emocional que puede provocar esa permanencia fantasmal.
Cómo salir de este ciclo
Ante este tipo de situaciones, la recomendación general de especialistas como Lawson y Buscio es clara: tomar distancia. Bloquear o silenciar al orbiter puede ser una herramienta concreta para recuperar la estabilidad emocional y dejar de alimentar ilusiones infundadas.

Como señala la psicóloga, “el que quiere estar cerca va a estarlo y el que quiere estar lejos también lo manifiesta”. La ambigüedad, en cambio, solo perpetúa el malestar.
Además, estudios recientes como el elaborado por la aplicación de citas Hinge en febrero de 2024 muestran que este tipo de dinámicas no son triviales. El informe reveló que:
- Dos de cada tres personas que usan aplicaciones de citas observan el tiempo de respuesta como indicador de interés.
- El 56% admite haber sobreanalizado el lenguaje digital de una pareja potencial.
- Tres de cada cuatro consideran que iniciar una conversación es una señal clara de compromiso.
Estos datos refuerzan la idea de que el lenguaje digital, aunque parezca banal, tiene un impacto significativo en las emociones de las personas.