Ciudad de México.- Los sonidos, tal como los conocemos, requieren aire. De hecho, lo que nuestros oídos en realidad captan son ondas oscilantes de presión de aire fluctuante. Así, las células receptoras de los sonidos, provistas de cilios (fibras en nuestros oídos), reaccionan a esas fluctuaciones enviando la información en distintos tonos a nuestro cerebro. Esto es lo que percibimos como sonido.

Todo esto para explicar que sin aire, no hay sonido, y es algo que en el espacio evidentemente no se encuentra. Por lo tanto, en términos de la capacidad humana para percibir sonido, allí no se puede escuchar nada. Sin embargo, pueden presentarse eventos cíclicos que permiten la llamada “sonificación de datos“, que convierte en audibles las energías que circulan por el espacio.

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https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=E6Cj62o_Umo&feature=emb_title

“Sonidos en el espacio” desde BepiColombo

La nave BepiColombo, una misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), despegó el 20 de octubre de 2018 desde el Centro Espacial Guayanés (CSG) de Kourou con rumbo a Mercurio.

Para ajustar su velocidad y tomar la trayectoria adecuada al planeta, BepiColombo necesitó realizar un sobrevuelo a la Tierra antes de salir de casa. Durante su sobrevuelo que duró 34 minutos, dos de sus instrumentos registraron cinco conjuntos de datos que el Instituto Nacional de Astrofísica de Italia (INAF) transformó en ondas audibles.

Entrando y saliendo de la sombra de la Tierra

En abril de 2020, la nave inició su aproximación a la Tierra, pasando de 256.393 kilómetros a 129.488 kilómetros de distancia. El audio a continuación se genera cuando BepiColombo comienza a colarse en la sombra de la Tierra de cara al Sol.

La captura de los datos se produjo gracias al instrumento Italian Spring Accelerometer (ISA) de BepiColombo. El investigador de la INAF, Carmelo Magnafico, explica:

Cuando la nave espacial entra en la sombra y la fuerza del Sol desaparece, podemos escuchar una ligera vibración. Los paneles solares, previamente flexionados por el Sol, encuentran un nuevo equilibrio. Al salir de la sombra , podemos escuchar el efecto nuevamente.

El fenómeno, aparte de generar algunos sonidos geniales, permitió a los investigadores verificar cuán sensible es su instrumento. Esto agregó Magnafico al respecto.

Esta es una situación extraordinaria. Desde que comenzamos el crucero, solo hemos estado bajo la luz directa del sol, por lo que no tuvimos la posibilidad de verificar efectivamente si nuestro instrumento está midiendo las variaciones de la fuerza de la luz solar.

Una vez la misión consiga llegar a Mercurio, el instrumento ISA se encargará de estudiar la gravedad de los planetas.

En la magnetosfera

Un segundo audio surge de los datos captados por el instrumento MPO-MAG – Mercury magnetometer (MERMAG) durante el recorrido de la nave a través de la magnetosfera terrestre, una región alrededor del planeta que está delimitada por el campo magnético de este.

El objetivo de MERMAG es mapear la magnetosfera de Mercurio, así como su campo magnético y la interacción del viento solar.

Culminada la “audición”, BepiColombo ahora se encuentra deslizándose silenciosamente por el espacio hasta su llegada a Mercurio prevista para el 5 de diciembre de 2025.

 

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