Ciudad de México. Por: Santiago Leal.- Digno de todo un estudio cultural y social, así mismo motivo de celebración es el triunfo de Wendy Guevara, la mujer transexual que conquistó al mundo con su carisma, luego de compartir un vídeo junto a su amiga Paola, mientras estaban “perdidas” en un cerro de León Guanajuato.

Ella, su forma de hablar sin filtro ni censura, causaron gran empatía con el público mexicano, quizás los que más hablamos en doble sentido en el mundo. Para quien el albur y ese juego de palabras utilizadas para reír en todos los escenarios, casa, escuela, trabajo y con amigos, es el lenguaje que identifica a esta nación.

Hace apenas 50 años en el país, los hombres homosexuales vivían una persecución constante, en los años 70, era normal que detuvieran a quienes tenían una apariencia andrógina o “femenina”, en la ciudad de México.

Amenazados, avergonzados y encerrados terminaban muchos, cada fin de semana. Eso en todo el país, aunque la zona rosa en la capital guarda en sus recuerdos, también estos oscuros momentos.

Ese era el mejor de los escenarios, que los regresaran con sus familias diciendo: “señora su hijo es maricón”, los policías sacaban del closet a la gente gay. En el peor de los escenarios eras asesinado, este segundo supuesto ha sido y sigue siendo una constante, mucho más para la comunidad transexual en México.

Este país es el segundo en el mundo donde se registra mayor número de transfeminicidios, solo después de Brasil, ni siquiera de América Latina, hablamos del planeta.

Por cierto, una mención especial a la activista y heroína, Kenia Cuevas, quien acuñó ese término (TRANSFEMINICIDIO), en 2016, luego de que su amiga Paola, una trans trabajadora sexual fuera asesinada en calles de la ciudad de México, caso donde, por cierto, el asesino fue detenido en flagrancia y hoy, sigue libre.

Ese es un pequeño contexto del registro histórico del país para reconocer que sin duda la vida de Wendy y su reconocimiento social es un paso importante en la lucha de derechos e igualdad.

El ángel de la independencia vibró cuando Galilea dijo que la ganadora de “la casa de los famosos” era esta chica, salida de un barrio de clase trabajadora de la ciudad de León Guanajuato, estado que, por cierto, es uno de los más conservadores, tradicionalistas y machistas de México.

Comida gratis, música y fiesta total en pleno domingo por la noche, cuando se supone todos deberían estar descansando para iniciar semana al día siguiente.

Nada importó para los mexicanos, hasta para los más homo y transfóbicos, Wendy fue el nombre más mencionado en la sobre mesa, el trabajo, la fábrica, las tienditas y oficinas durante los últimos dos meses.

No quiero darle una responsabilidad que no le toca, pero sí agradecer que se hizo visible una realidad que sigue lastimando la vida de las mujeres trans.

Ellas en el mundo actual son de los sectores más discriminados, invisibilizados y no tomado en cuenta en el mundo laboral, social y hasta familiar.

Ellas siguen luchando por el reconocimiento y dejar la gran mayoría, de trabajar en las calles dentro del trabajo sexual, riesgoso de muchas maneras.

La evolución humana y la palabra agilidad distan de ser sinónimos, ha tomado tiempo y seguramente tomará más, pero hoy en día ya sabemos que existen, cómo aman, sienten, sueñan y desean, tal y como todos los demás.

De corazón esperamos que este triunfo tenga una mayor repercusión en la educación sobre la diversidad que siempre ha existido, ello en la formación de las nuevas generaciones de niños, niñas y jóvenes.

El respeto para convivir en armonía como sociedad, aceptando que nadie es igual que nadie, y que el derecho a los demás representa paz y evolución.

GRACIAS POR LEER.

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