Te encuentras con un compañero de trabajo en la zona de descaso, y de un momento a otro el colega parece lanzarte un comentario directo y brutalmente ofensivo.
No cometas el error de contestarle con otro ataque semejante. En vez de eso procura hacer lo que recomiendan a continuación.
Bajar la tensión a la conversación
El director del Centro de vida laboral en el Colegio de derecho UC Hastings Joan C. Williams junto con el director del Centro de Investigación Cultural en la Universidad del Oeste de Washington Alexander Czopp han coincidido en que, ante una situación de estas, la mejor forma de proceder es evitando cualquier tipo de reprimenda o contraataque directo.
Lanzarlo provocaría que la otra persona se ponga de inmediato a la defensiva, lo que terminaría complicando aún más el incidente.
En vez de esto, ambos expertos aconsejan explicar a esa otra persona cómo nos hizo sentir ese comentario. La escritora Amy Gallo, de Harvard Business Review, comenta:
Puedes decir algo como “Se que no era tu intención, pero eso que has dicho me hace sentir muy incómodo” o “Perdona, pero estoy confundido”. No pienses en este tipo de frases como rendirte al ataque. Al contrario, es un enfoque mucho más efectivo y constructivo a la hora de lograr que la otra persona cambie su actitud.
El díalogo, la mejor herramienta
Una vez expresas lo que sientes, continúa la conversación preguntando algo como “¿Qué has querido decir?” con el fin de concluir la discusión o pedir más información sobre el comentario.
Es muy probable que la otra persona ni siquiera se haya detenido a pensar que el comentario que lanzó pudiera llegar a ofenderte. Quizás sea de esos que te arrepientes de haber pronunciado justo luego de hacerlo. En el mejor de los casos, y aunque sea intencional, se planteará en el futuro un cambio de actitud.
En cualquier caso, es imposible que te equivoques expresando cómo te sientes y dando a la otra persona la oportunidad de aclarar o disculparse. La idea es propiciar un diálogo, nunca una discusión.
